Pablo Osorio

Casi Cielo
3 min readDec 16, 2022

¿Cuándo fue la última vez que encontraste algo que sonara diferente a todo lo demás? En la era donde todo se rige por algoritmos que saben exactamente qué arrojarnos para que continuemos en la misma burbuja, esto podría ser una de las cosas más complicadas del día a día. Por fortuna, siempre hay algo, o alguien, que nos recuerda que cosas únicas y vanguardistas continúan. existiendo y gestándose en todos los rincones del mundo.

Pablo Osorio comenzó a interesarse en la música desde los 12 años, cuando su abuela le enseñó a tocar el piano. El amor por este instrumento floreció al grado de llevarle desde Oaxaca, su ciudad natal, hasta la ciudad de México, donde estudió la Licenciatura en Piano en la Escuela Superior de Música del INBA.

Si bien Pablo nunca ha dejado su instrumento principal de lado, fue en la universidad donde descubrió que tenía uno con el que conectaba mejor que el anterior: su voz.

La voz de Pablo es como una tormenta eléctrica: de momentos suave como las gotas que anuncian la lluvia, hasta que explota tan fuerte e imponente como los truenos que hacen cimbrar nuestro interior. A la vez, su voz es tan versátil que sus interpretaciones de “La llorona” o “Cucurrucucú Paloma” coexisten en armonía con canciones de su autoría como “Miel” o “Lotería”, que se acercan más al Artpop y el Downtempo.

El nombre “Pablo Osorio” va de la mano con el concepto de experimentar. Si bien ha sido parte del legendario y tradicional festival de La Guelaguetza en su estado natal, donde interpretó su re-imaginación de los clásicos mexicanos, también se ha aventurado a acuñar términos como el “Queerpop” dentro de su música, el cuál, según él, incluye mucha teatralidad, mucho drama y. sobre todo. a las personas Queer.

Así como la parte musical, la propuesta visual de Pablo está llena de detalles por descubrir: sus videos para “Tiempo” y “Anticuerpos” son un claro ejemplo de la manera en que su visión, acompañada del trabajo en equipo, se enfoca en realizar producciones vanguardistas que van desde lo “hecho en casa” (“Sálvame”) hasta resaltar la moda mexicana al trabajar con talentos como Tosh Tanamachi y Sánchez-Kane.

A pesar de tener una larga carrera como músico y cantante, Pablo está consciente de que le hace falta un gran camino por recorrer para poder definir su voz y su existencia artística. De momento, sus intereses se encuentran más en descubrir la parte luminosa en su espectro emocional, contrario a los temas más sombríos que ha manejado en producciones anteriores.

Pablo Osorio es, sin duda alguna, una de las muchas voces que necesitamos en la industria musical mexicana. En un mundo donde suficientes artistas masculinos se conforman con continuar replicando lo que más éxito tuvo en sus carreras, su música es un faro que ilumina los múltiples caminos que está dispuesto a tomar para reconocerse como artista y llevar su descubrimiento a todes aquelles quienes puedan y gusten encontrarse en su arte.

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